¿Cómo conseguir un cerebro permisivo?

Quiero comenzar este artículo con una de las definiciones que más me gustó en mi formación de Psicoinmunología:

“Un cerebro permisivo es aquel que permite la correcta toma de decisiones, permite que el cuerpo se mueva, usa la alegría como emoción básica y cuida de la salud”.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que para tener un CEREBRO PERMISIVO es fundamental que este disponga de la energía necesaria para poder realizar correctamente sus funciones.

Como nuestro cuerpo no puede  ofrecer energía a todos los órganos-sistemas al mismo tiempo, debemos asegurar un correcto reparto energético.

Para ello, debemos tener un biorritmo: 12 horas de actividad y 12 horas de inactividad (descanso o sueño). Esto permite que cada órgano-sistema reciba la energía necesaria a lo largo del día.

Por la mañana, nuestro organismo comienza a generar progresivamente cortisol, que es una hormona que prepara el cuerpo para activarnos, permitiendo que la energía vaya principalmente al cerebro y al músculo. Este aumento de cortisol ocurre de una manera más beneficiosa cuando nos despertamos con luz solar que cuando lo hacemos con una alarma.

En condiciones normales, el mayor pico de cortisol se dará entre las doce y la una del mediodía, momento en el que tendremos más capacidad para realizar cualquier actividad física o mental.

En cambio, por la tarde-noche, unas 10 horas después de habernos despertado, el cuerpo comenzará a producir melatonina, que favorece el sueño, regula la presión arterial y la función inmune. La melatonina, cuya generación por parte del organismo se ve estimulada por la ausencia de luz, provocará que la energía se la lleve el SISTEMA INMUNE y disminuya la generación de cortisol. De esta manera, entraremos en el ciclo de inactividad o reposo. Hay que tener en cuenta que cenar tarde o utilizar pantallas antes de irnos a dormir interfiere en este proceso y perjudica el descanso y recuperación.

El actual estilo de vida que llevamos, en el que no respetamos los ciclos 12-12, provocan una mayor alteración de nuestro biorritmo y, en consecuencia, un peor reparto de energía.

Esta incorrecta repartición energética se ve reflejada en el cerebro con síntomas como problemas de concentración, problemas de memoria, cansancio mental e incluso físico, mala toma de decisiones y, a la larga, con síntomas depresivos.

Para conseguir un cerebro permisivo, que disfrute de una adecuada repartición energética, podemos realizar los siguientes cambios en nuestro estilo de vida que nos permitirán aumentar la flexibilidad de nuestro metabolismo y nuestra mente, mejorando así la capacidad de concentración, memoria, estado anímico, etc…:

  1. Disminuir frecuencias de comidas, de 2 a 3 comidas diarias intercalando ayunos intermitentes.
  2. Mejorar la alimentación, aumentando la ingesta de proteínas, grasas e hidratos de carbono de calidad y eliminando alimentos azucarados y procesados.
  3. Ejercicio físico, preferiblemente en ayunas. Con 30 minutos diarios podemos notar resultados.
  4. Mejorar el biorritmo:

-Respetar los ciclos de 12 horas de actividad – 12 horas de inactividad.

-Levantarnos, siempre que podamos, con luz solar en vez del despertador y exponernos al sol.

-Cenas ligeras y tempranas.

-Evitar el uso de pantallas antes de irnos a dormir o usar filtros de luz azul.

 

 

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