HERNIAS DISCALES: MITOS Y REALIDADES

Hoy venimos a hablar de lo que nos dice la evidencia científica más actual sobre las archiconocidas hernias de disco. ¿Son habitualmente tan dolorosas como la gente cree?, ¿Debemos evitar cualquier tipo de actividad deportiva o temerle al movimiento si tenemos una hernia discal? Pues la respuesta a estas preguntas es un rotundo NO.

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Cunha C et al. 2018. Tipos de lesiones discales. Las hernias secuestradas, las más grandes, se reabsorben hasta en un 82% de los casos.

La hernia discal se define como la salida del núcleo pulposo, una sustancia viscosa que hace de amortiguación, del anillo fibroso, varias fibras en distintas direcciones que evitan que el núcleo pulposo salga fuera del recipiente que sería el anillo. En ocasiones, esta hernia discal, puede estimular alguna fibra nerviosa posterior y provocar dolor. Hay veces en las que la hernia no llega a romper el anillo y se produce solo un abombamiento, hablando así de protusión discal.

Sin embargo,  estudios de resonancia magnética en población asintomática, han mostrado que el 30-40% de la población presentan imagen de una hernia discal. Por lo tanto, una vez más se demuestra que una imagen anómala no es igual a dolor. Podríamos decir que en la mayoría de sujetos una hernia discal aparece como fruto del envejecimiento y el desgaste de los tejidos con el paso del tiempo, al igual que las canas y las arrugas, pero esto no significa que tengamos que tener dolor, ya que si así fuera, todos estaríamos totalmente incapacitados con el paso de los años. Hay un número pequeño de situaciones en las cuales la hernia discal sí que puede provocar un dolor aberrante o algún déficit neurológico afectando, por ejemplo, a intestino o vejiga. En estos casos, sí que se podría contemplar la opción quirúrgica si no mejora al corto plazo con la respuesta inflamatoria.

Además, se sabe gracias a la resonancia magnética y al propio alivio del dolor, que la mayoría de las hernias discales disminuyen y desaparecen con el tiempo. La literatura científica habla de una reabsorción espontánea del 67% de los casos, aumentando la probabilidad de reabsorción cuanto mayor sea el tamaño de la hernia, es decir, cuanto más material del núcleo pulposo salga hacia el exterior. Aunque hay varias teorías sobre cuál es el motivo por el que la hernia se reabsorbe, la que más fuerza tiene actualmente es la de que se produce una degradación enzimática y fagocitosis debido a la inflamación.

Sabiendo todo esto, los sanitarios debemos dejar de fragilizar a los pacientes con hernias, de meterles miedo con moverse e incapacitarlos con nuestras palabras, dejando de lado el efecto nocebo, dañino de las palabras y contrario al placebo; y comenzar a empoderarlos, explicarles el proceso y acompañarlos en una exposición progresiva al ejercicio para que su columna sea capaz de tolerar cargas más altas sin dolor a través del ejercicio terapéutico, como puede ser por ejemplo el pilates, dirigido por un profesional sanitario cualificado como un fisioterapeuta. El tratamiento conservador mediante fisioterapia debe serla primera opción.

Bibliografía:

  • Cunha C et al. The inflammatory response in the regression of lumbar disc herniation. 2018.
  • Zhong M et al. Incidence of Spontaneous Resorption of Lumbar Disc Herniation: A Meta-Analysis. 2017.

 

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