El kinesiotape (KT) o vendaje neuromuscular fue desarrollado por el japonés Kenzo Kase en los años 70; sin embargo, éste no comenzó a popularizarse hasta los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 gracias a la visibilidad que le dieron al vendaje los atletas nipones durante el transcurso de las distintas modalidades deportivas.
La intención de Kase fue la de crear un vendaje de más elasticidad que los ya existentes para evitar, en muchos tipos de lesiones musculoesqueléticas, un inmovilización completa que acentuaba la pérdida de fuerza y masa muscular, y favorecía la aparición de adherencias. Kase dijo haber observado, mediante ecografía Doppler ("la que se encarga de ver el flujo sanguíneo"), que el flujo de las arterias que él analizaba había aumentado inmediatamente después de la aplicación del KT. Con esto explicaba el efecto que él defendía del vendaje, ya que el vendaje puede llegar a tener una elasticidad del 130-140% de su longitud inicial, pudiendo ejercer tracción sobre la piel y tejidos subcutáneos, aumentando el flujo sanguíneo y linfático superficial.
Aunque Kase estaba muy seguro de sus afirmaciones, no podemos demostrar al 100% que el KT tenga un mecanismo tan potente y exacto a lo que él afirmaba. Lo cierto, es que a nivel clínico podemos observar resultados muy útiles por ejemplo a nivel de edemas y, sobre todo, hematomas, ayudando a aumentar su velocidad de drenaje, como en la imagen que se muestra a continuación tras una cirugía:
La evidencia parece que nos muestra que no es un vendaje útil para inhibir o tonificar músculos como antes se pensaba, pero sí que puede ayudarnos a aumentar la sensación de seguridad del paciente, algo que sabemos que es muy importante, ya que la inseguridad y el miedo hace que el dolor se pueda perpetuar en el tiempo. También es útil utilizarlo como un vendaje con tensión para favorecer la función, debido a que los vendajes con tensión han demostrado bastante respaldo científico.
Como conclusión a la que podemos llegar con este análisis es que el KT no es la panacea ni mucho menos un tratamiento inútil, es un tratamiento complementario que debe aplicarse en función del contexto y el paciente en cuestión tras una buena valoración por parte del fisioterapeuta; y que en muchas ocasiones nos puede ayudar a evitar una inmovilización completa (con lo que esto puede conllevar) y a controlar un poco el dolor y el miedo al movimiento, además de la función de drenaje que se observa especialmente en hematomas a nivel visual.