Beneficios del ejercicio físico sobre la función cognitiva.

Las capacidades cognitivas se consolidan durante la adolescencia y alcanzan su máxima eficacia durante la juventud. Sin embargo, debido al proceso de envejecimiento, se produce una disminución de la función cognitiva con el paso de los años. El declive de la función cognitiva puede explicarse por el deterioro del sistema nervioso central durante el envejecimiento. Concretamente, la zona encargada de la memoria visual y los procesos relacionados con la memoria a corto y largo plazo, sufre una disminución de volumen, lo cual comporta un declive en su funcionalidad.

Conforme vamos envejeciendo se producen una serie de cambios en la estructura y función cerebrovascular. A pesar de que esto se trata de un proceso fisiológico, si que existen una serie de factores de riesgo asociados a estos cambios los cuales sí podemos modificar para evitar que este declive se produzca de una forma tan acentuada y disminuir el riesgo de padecer demencia.
Entre estos factores de riesgo se incluyen los conductuales (compromiso educativo limitado, inactividad física, etc ), factores de riesgo metabólicos (obesidad, hipertensión, dislipidemia, hiperglucemia...) y enfermedades cardiovasculares (cardiopatía coronaria, insuficiencia cardíaca, arritmia, accidente cerebrovascular, diabetes.
En el día de hoy vamos hablar de la importancia del ejercicio, en concreto el ejercicio aeróbico y el papel fundamental que tiene a la hora de mantener nuestro cerebro en el mejor estado posible. En primer lugar, debemos definir el ejercicio físico como una serie de actividades planeadas, estructuradas y repetitivas. Es importante elegir un plan de trabajo individualizado que se adapte a las necesidades de casa persona para obtener el mayor beneficio posible.

Varios estudios constatan que cuando realizamos ejercicio (1), se produce un aumento del flujo sanguíneo cerebral, lo que a su vez facilita que aquellas áreas que se encuentran en isquemia (falta de riego sanguíneo), reviertan esta situación, a la vez que facilita la eliminación de sustancia nocivas.
Paralelamente, también se ha descubierto que el ejercicio físico promueve la creación de nuevos vasos sanguíneos en el cerebro, mejorando así la función cerebrovascular de manera general.
Además con la realización de ejercicio aeróbico se aumentan los niveles de BDFN (factor neurotrófico derivado del cerebro), el cual es una proteína imprescindible para el desarrollo de la memoria a corto plazo y la creación de nuevas neuronas a partir de células madre, cosa que se creía imposible anteriormente.
En conclusión, existen pruebas de que el ejercicio aeróbico puede mejorar el el flujo vascular cerebral, la cognición y la neuroplasticidad a través de áreas del cerebro asociadas con la función ejecutiva y la memoria en adultos, por lo cual la se recomienda la realización de ejercicio aeróbico de forma diaria y mantenida.

Los comentarios están cerrados.