HOMBRO CONGELADO

¿Alguna vez has oído acerca de hombro congelado o capsulitis adhesiva? Este término hace referencia a una patología del hombro, con una prevalencia del 2-5% de la población, que suele cursar con bastante incapacidad funcional para las actividades de la vida diaria. Esta patología podría definirse como un cuadro benigno y autolimitado en el tiempo con limitación dolorosa al movimiento en la cara anterior del hombro, especialmente en los movimientos de rotación externa y abducción de hombro, tanto de forma activa o pasiva.

Para empezar a hablar de este cuadro clínico hay que indicar que, pese a que el término “capsulitis adhesiva” nos puede hacer pensar en que encontramos adherencias en el hombro, el propio Neviaser, quien acuñó el término, no encontró hallazgos de estas adherencias; como tampoco hicieron investigadores posteriores. Por ello, a día de hoy podría decirse que el concepto de “capsulitis adhesiva” estaría equivocado y deberíamos llamar a la patología simplemente hombro congelado. El hecho de referirnos al hombro congelado como “capsulitis adhesiva” podría incluso ser contraproducente para la recuperación y pronóstico del paciente, ya que si el paciente pensara que tiene unas “adherencias” en el hombro que realmente no existen, se podría acentuar su dolor por el denominado efecto nocebo, menos conocido que su antagonista el placebo y de los cuales hablaremos más adelante en algún momento.

Cuando a estos pacientes se les mete en quirófano y se les realizan unas movilizaciones bajo anestesia, se ha podido ver que realmente no hay una restricción tan grande del movimiento, lo cual indica que el sistema nervioso central (SNC) juega un papel muy grande con una conducta sobreprotectora.

Es muy importante hacer un correcto diagnóstico diferencial para distinguirlo de otras entidades clínicas del hombro, sabiendo que en el hombro congelado encontramos dolor de inicio espontáneo y sin causa aparente, no hay hallazgos en las pruebas de imagen y una gran limitación en pasivo de la rotación externa. Además de esto, conocer los factores de riesgo, cosa que en Bodymind sabemos bien, puede ayudar a identificar de forma más precisa este cuadro. Por ejemplo, sabemos que el hombro congelado es algo más habitual en personas diabéticas (entre el 10 y el 36% de los pacientes con hombro congelado, según la literatura científica, son diabéticos). También sabemos que la patología es 4 veces más prevalente en mujeres que en hombres, que el lado no dominante es más propenso a esta lesión y que su aparición es rara tanto antes de los 40 años de edad como después de los 60-70 años.

Como hemos mencionado antes, el hombro congelado es autolimitado en el tiempo y esta duración suele ser de entre 1 y 3 años, siendo una patología que comienza muy fuerte y tiene una gran mejoría al corto plazo, pero que deja un dolor y restricción más bajo de larga duración. Durante este periodo de tiempo no vamos a “curar” la patología ni con cirugías ni con fisioterapia, ya que sabemos que al cabo de este tiempo nos encontraremos casi con toda seguridad con una recuperación completa. Sin embargo, la fisioterapia, basada en movilizaciones de tejidos blandos y un programa de ejercicios domiciliario, han demostrado ayudar a disminuir el dolor, la ansiedad y disminuir esa pérdida de movimiento y fuerza, disminuyendo así la potencia de los síntomas y evitando que el hombro pierda su fuerza y masa muscular debido al desuso prolongado.

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